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La humildad, aparentemente es una “actitud propia de la persona que no presume de sus logros, reconoce sus fracasos y debilidades y actúa sin orgullo” (Diccionario Espasa Calpe), sin embargo también es una actitud o comportamiento de sentirse inferior a otra u otras personas, menospreciándose a si misma. Así, ¿se puede ser humilde sin ser o sentirse débil?, probablemente no.
La humildad también es una modalidad de humillación consistente en dejarse humillar. (En este momento quizá no estés de acuerdo con lo aquí mencionado, hayas caído en el prejuicio o prefieras seguir leyendo antes de obtener conclusiones y, quizás, aportarlas a modo de comentario).
La persona humilde sabe utilizar la humillación ya que está acostumbrada a tratar con ella debido a que se somete a ésta en muchas ocasiones. Así, no dudará humillar con orgullo cuando lo considere oportuno, paradoja propia del ser humano: la humildad sólo es un giro de 360 grados respecto al orgullo, es decir, son lo mismo. Entonces, ¿si no se es humilde que se puede ser?. Generoso, generoso.
La generosidad implica dar sin someterse ante otra persona, compartir lo que se tiene de forma natural, ya sea algo grandioso o insignificante, y hacerlo de tal modo que no da lugar a vanidad ni humildad alguna.Una persona generosa comparte sus virtudes o logros sin presumir y sus debilidades o fracasos sin victimizarse y, además, posee la inteligencia suficiente para elegir con quien compartirlo.
POr otra parte, si bien nadie da a cambio de nada, la persona generosa da a cambio del placer que le produce dar. Asimismo, sabe recibir, compartir y dar no sintiendo herido su orgullo por ello.
Finalmente, no hay que confundir ser con comportarse, pues una persona puede tener actos de generosidad puntuales y ser vanidosa. Actuar bien está en manos de muchas personas, ser buena persona sólo pueden y quieren serlo unas cuantas.
(“La generosidad es algo que muchos entienden pero pocos comprenden”. Artículo dedicado a mis alumnos de los que tanto aprendo. Gracias a todos.)
DAR Y RECIBIR? la generosidad y la humildad son polos opuestos y cómo tal uno depende del otro y uno no puede estar sin el otro. no es mejor ser generoso que humilde ni al revés, no es mejor dar que recibir. todo dependerá de cómo lo vivas. además están en la misma rueda, uno no puede dar si no recibe, y uno no puede recibir si no da. la generosidad tal cómo la entiende nuestra sociedad, es dar sin recibir a cambio nada, y todos deberíamos ser generosos. quién da a cambio de nada? nadie. toda relación es un toma y daca, o un quid pro quo, no existe el altruismo. siempre sacamos algo de valor en el proceso de dar. nuestro ego crece!!! en cambio recibir significa agradecer de corazón, dar las gracias. nuestro ego desaparece y esto no lo soportamos.
opino además que todos somos vanidosos y generosos, buenos y malos, guapos y feos, simpáticos y antipáticos……. depende de nuestro entorno, de nuestra educación, de nuestra situación…..que actuemos de una manera o de otra. porqué soy una estúpida para el vecino del 5º y soy encantadora para el vecino del 3º? dónde me identifico en lo que opinan de mi en el 5º o en el 3º? dónde me guste más? pues no, soy estúpida y encantadora. depende de muchos factores.
Este artículo me desconcierta. Me parece algo errático (quizás es porque no lo comprendí bien).
Por ejemplo, no estoy de acuerdo con la definición: “La humildad es una modalidad de humillación consistente en dejarse humillar.” . Me parece una afirmación cuanto menos sorprendente. Y errónea a mi modo de ver.
En el Evangelio podemos leer: “El que se ensalza será humillado, el que se humilla será ensalzado” . En cualquier caso no es dejarse humillar si no más bien humillarse a sí mismo, en el sentido de trascender el propio Ego.
Para mí humildad es recordarse constantemente que no somos el ombligo del mundo, que somos seres falibles. Esta actitud ayuda a desplazar el centro de gravedad de nuestras vidas más lejos de nosostros, lo que puede derivar en ser generosos, solidarios… entre otras virtudes.
Alexandra, una persona generosa además de dar sabe recibir. También es un mal de nuestros días el no aceptar lo que otras personas o situaciones nos regalan. Que la sociedad tenga como definición que ser generoso es dar a los demás es algo que no afecta a las personas auténticamente generosas, ¡hay tantas definiciones erróneas!.
Respecto a tu último párrafo, es cierto que podemos elegir comportarnos, sin embargo, una persona inteligente ocasionalmente hace o dice estupideces y una estúpida a veces hace o dice algo inteligente. Como dices, influyen muchos factores, pero hay una tendencia que es la que ayuda a saber la identidad de las personas, ¿cómo lo ves?
Iñaki, la humildad tiene su parte positiva y la negativa, lo que expongo es que la parte positiva de la humildad forma parte de la generosisad. La generosidad se puede emplear para hacer el mal, pero de ser generoso y actuar congruentemente con ello, sólo causa beneficios.
Saludos.
Ahora creo que lo entiendo mejor. Pero creo que tú más bien haces referencia a lo que sería “la falsa modestia”, más que la humildad en sí. En mi opinión, el humilde no busca humillarse a sí mismo (por más que semánticamente pudiera parecerlo); más bien no se ve a sí mismo magnificado.
Lo que pasa es que a menudo vemos actitudes que pueden parecer humildad pero creo que son otra cosa que no sabemos bautizar.
Por ejemplo: a veces cuando le ofrecemos el asiento en el autobús a una persona anciana, ésta responde negativamente, como si no lo mereciera. Se niega a sí misma cuando está claro que merece el asiento por razones de salud, no por un homenaje especial. Para mí eso no es humildad, es una actitud herencia de un pasado esclavizado donde se anulaba a las personas humildes (aquí “humilde” = pobre).
Jeje, es que las palabras son un lío muy divertido.
Cean, el diccionario de la lengua da por primera acepción para humildad “virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento”. Esta sería la actitud, por ejemplo, de alguien que sabe delegar/compartir sus tareas en el trabajo, consciente de que no llega a todo. O en otro orden, el estado mental que puede generar la observación del cosmos y la reflexión de lo pequeños que somos (individualmente y como especie) en relación con eso.
A mí el término humildad me genera buenas vibraciones, y si bien es cierto que el diccionario recoge también “bajeza” o “rendimiento”, creo más adecuado hablar entonces de humillación/humillarse, que de humildad.
Por último, no estoy de acuerdo con Alexandra cuando dice que en la sociedad siempre hay un “quid pro quo”, que nadie da sin esperar recibir. Hay gente que disfruta dando por el mero hecho de dar, y de hecho ahí entronca la auténtica generosidad, porque dar esperando algo a cambio es otra cosa.
Más bien me refería a casos como un futbolista que siendo uno de los mejores actúa con tal humildad que no acaba por mostrar todo el potencial que posee, pues siente una disonancia entre mostrarlo y ser humilde. Por ejemplo, sintiéndose generoso no le importaría compartir todo ese potencial y no se sentiría vanidoso.
Remontándonos a la etimología de la palabra humildad, proviene del latín “humilitas” que significa bajeza, sumisión y rendimiento. Ésta a su vez proviene del griego “humus” que significa tierra. Sabiendo que el origen es griego podríamos llegar a la conclusión siguiente: la palabra humildad está relacionada con la aceptación de nuestras propias limitaciones, bajeza, sumisión y rendimiento; cualidades muy humanas (de la tierra) si comparadas con las de los Dioses del Olimpo.
Lo que más me ha gustado del artículo es la idea de que la persona generosa da a cambio del placer que le produce dar. El ser generoso es un camino que se elige por decisión propia y requiere de un largo aprendizaje.
Pues si del caso de un futbolista y sus declaraciones extraes una dicotomía entre humildad y generosidad… mal vamos la verdad, podrías haber caído en la vieja trampa de que los árboles no te dejan ver el bosque.
El futbolista se muestra humilde ante las cámaras (que es lo único que a tí te llega de él) para evitar que le critiquen mordazmente si algún día hace alguna pifia. Es una actitud aprendida en el manual del futbolista profesional. No le busques tres pies al gato.
También discrepo en lo del largo y sufrido camino a la generosidad: si lo mamas desde pequeño al final es algo que haces de manera espontánea sin tener conciencia de que sea algo extraordinario.
Yo me apunto a la humildad en el sentido que decía Diego: “el estado mental que puede generar la observación del cosmos y la reflexión de lo pequeños que somos”
Isabel, me alegro que te agradase esa frase, pues me parece que ya está muy manido eso de “nadie da a cambio de nada”.
Iñaki, está claro que el futbolista de mi ejemplo no se corresponde con el estereotipo de futbolista que posees, así que no le buscaré el traspié al gato ;-).
Yo me refiero a algo más que una diferenciación semántica, por supuesto que cada cual puede considerarse como quiera. A mi también me gustó la definición que ha aportado Diego.
Saludos.
He leído un libro de Anselm Grün (un monje benedictino que también es psicólogo y se dedica a la formación): “Cómo estar en armonía con uno mismo”, que justamente habla sobre el tema de la “humildad”. Resumo:
Algunos entienden la humildad como humillación de sí mismo, devaluación de sí mismo y destrucción de sí mismo.
Un falso concepto de humildad ha encorvado a los hombres.
La espalda encorvada revela el escaso sentimiento del propio valor de una persona que no es capaz de situarse derecha ante la vida, que no puede manifestar su propia dignidad, que está abrumada por el peso de la vida.
Humildad, procede de la palabra humilitas, humus, tierra. Una persona “humilde” es aquella que tiene valor para aceptar lo terrenal de su ser y puede erguirse, no encorvarse.
Esta acepción del concepto de humildad, designa el valor para descender hasta la propia realidad, hasta lo oscuro de uno mismo, a fin de elevarse así hasta Dios… A menudo hemos entendido erróneamente la humildad como si fuera una actitud de los que andan encorvados, una actitud en la que nos empequeñecemos y depreciamos, no confiando para nada en nosotros mismos, y disculpándonos incluso de que existamos. Con esa humildad malentendida hemos falsificado el mensaje de Jesús y hemos inducido a muchos cristianos a que se abajen y deprecien a sí mismos, a que sospechen inmediatamente de todo lo grande que hay en ellos, calificándolo de soberbia y negando así la gloria de Dios que hay en el hombre”.
Jesús no quiere a la persona encorvada y contrahecha, sino a la persona erguida y derecha. Es preciso que cada ser humano descubra su propia e inviolable dignidad divina. El mensaje de Dios, que nos concede gratuitamente su dignidad divina (al adoptarnos como hijos), endereza a las personas y fortalece así en ellas el sentimiento del propio valor.
Espero sea de utilidad.
Saludos a todos.
la generosidad la llevas en ti nadie te dice que hacer es algo que te hace sentir bien pero solo si lo haces con el corazon y no por impecionar, no lo puedes aprender es un vicio una vez que sientes esa alegria de ayudar a alguen ,sonreir y que te sonrian te buelves adicto ,momentos felisez que te regala la vida y te los ganas por ser generoso pasando a otro punto la humildad no es sentirte menos que nadie es mirar la vida desde otro punto de vista sin diferencias sin complejos sin nada solo la vida
Para ser humilde es necesario ser generoso contigo mimo porque la humildad es la puerta principal para entrar al cielo – es decir tu armonía – abundancia interior –
Estoy encantada de haberos encontrado. Gracias a todos!
Nayade, me alegro de que te sea útil lo que en NOeRes+ compartimos.
¡Gracias por compartir con nosotros tu agradecimiento!
Saludos.